Para los maestros, tener entre sus alumnos a un niño o niña con Trastorno del Espectro Autista, puede suponer un verdadero reto personal y profesional, mientras que para sus compañeros, puede constituir una oportunidad única de aprendizaje y convivencia con una persona diferente. La diversidad con la que nos vamos a encontrar a lo largo de nuestras vidas; va a repercutir de forma muy positiva en nosotros y en nuestro entorno, si se enfoca de un modo adecuado, en el desarrollo de una mayor sensibilidad tolerancia y aceptación de las diferencias individuales.
Yo he tenido la gran suerte de tener a lo largo de mi vida laboral, varios alumnos y alumnas con esta condición. Sin duda, ellos han requerido un apoyo más especial para gestionar de forma adecuada las diferentes situaciones con las se iban y que se van encontrar en su entorno escolar y sus compañeros. Ha sido difícil, pero a la vez enriquecedor, buscar una estrategia que pueda resultar muy eficaz y beneficiosa para todos, la concienciación al resto de alumnos, la necesidad de aceptarlos como son, con sus diferencias y peculiaridades, y hacerles ver la gran oportunidad que tienen de ayudarles interactuando y comunicándose con ellos.
Para facilitar la integración como maestra, puedes....
- Promover el contacto directo con sus compañeros, creando oportunidades para que participe en juegos y tareas compartidas y colaborativas.
- Permitir que aunque sea con la ayuda de los compañeros, el alumno con autismo tenga las mismas responsabilidades que el resto de niños de la clase, por ejemplo encargado de borrar la pizarra, colgar su mochila, subir las sillas al terminar, etc.
- Fomentar las relaciones positivas con el fin de mejorar la percepción y aceptación del niño/a por sus compañeros.
- Reforzar positivamente a los alumnos que ayuden al niño/a de algún modo en las tareas.
- Reforzar positivamente a los alumnos que inicien interacciones con el niño/a, o le propongan participar en sus juegos.
- Para evitar problemas de conducta, sería conveniente tener un panel visual recordatorio de las normas de clase en una zona visible del aula y de fácil acceso. Es conveniente hacerles ver a los niños que el alumno con autismo tiene dificultades para comunicarse y entender cómo se debe actuar y que a veces hace las cosas mal porque aún está aprendiendo, por lo que ellos tienen la suerte de poder guiarle y recordarle cuando lo necesite las normas del aula. Reforzar positivamente a los alumnos que hagan esto, favorecerá la reaparición de este tipo de actitudes.
- Cuando tratemos con conductas problemáticas hemos de actuar impidiendo su refuerzo, interviniendo con conductas alternativas y/o incompatibles.
- Facilitar la creación en el aula de un espacio llamémosle “santuario”, (puede ser por ejemplo, un cojín en una esquina de la clase con un apoyo visual para otorgarle sentido a ese espacio y con algunos objetos que propicien tranquilidad y relajación (juegos de manipulación, bolsas o botellas sensoriales, etc.), para que tanto el niño/a, como todos los alumnos, siempre que lo necesiten, puedan ir allí a relajarse cuando sea necesario, puede resultar un estrategia muy efectiva para evitar problemas de conducta, o al menos, extinguirlos cuando se perciba que van a suceder.
- Para favorecer la concienciación del alumnado, existen multitud de recursos de los que disponer. Cómo son los cuentos o cortos que tratan sobre la diversidad. Como por ejemplo, el cuento El Cazo de Lorenzo (disponible en Internet), que ayuda a los niños a valorar la importancia de su apoyo y ayuda en la vida de los niños con dificultades.
- El que el alumno con autismo se sienta querido y comprendido por sus compañeros reducirá drásticamente los posibles problemas de conducta. Una estrategia a adoptar podría ser el nombrar encargados “ayudantes”(variando el alumnado cada poco tiempo) y premiar a estos alumnos con alguna pequeña recompensa como un chupa chups, reforzando lo bien que lo han hecho ayudándole, y recordándoles la suerte que tiene el niño o niña en cuestión, por tener a unos compañeros tan buenos. Entre las cosas que deben hacer los ayudantes, está el intentar ayudar al niño en sus actividades; decirle a al niño/a con TEA, cuando está haciendo las cosas bien; recordarle las normas cuando sea necesario; ayudarle llevándolo al rincón de la calma cuando lo vean nervioso; incluirlo en sus juegos en el patio. No castigar ni reprender cuando estos alumnos no cumplan con su labor de ayudante, deben entenderlo como un privilegio, una oportunidad, no como una obligación impuesta, por lo que si no lo hacen, no se les reprochará, pero, por el contrario, se reforzarán claramente las conductas de ayuda.
- Es posible que el alumno con autismo presente dificultades o alteraciones sensoriales, (hipersensibilidad al tacto, ansiedad ante los ruidos fuertes, necesidad excesiva de movimiento, etc.), y es importante hacer entender al resto de alumnos la necesidad de respetar las necesidades de su compañero.
- Ante situaciones de conflicto sería conveniente proporcionar a todos los miembros de la clase un feedback, es decir, verbalizar la información de lo sucedido, tanto desde el punto de vista del alumno con autismo, como del alumno o alumnos implicados en el conflicto. Poner nombre a sus acciones, asociando esas acciones a las diferentes emociones. De esta forma se anima a sus compañeros a interactuar con él y a comprenderle mejor, y promoverá el desarrollo social y emocional del alumno con TEA y de todos los alumnos. Esta estrategia se puede aplicar con todos los conflictos que se den en el aula, de hecho, mejor si es así.
“No solo soy autista. También soy un niño… comparto muchas cosas de los niños a los que llamáis “normales”. Me gusta jugar, divertirme, y quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa”.
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