Mi carta a los Reyes Magos...

Queridos Reyes Magos:

Este año no os voy a pedir que me traigáis nada, sólo deseo que no me retiréis lo que ya tengo: mi familia, mis amigos, mis seres queridos,... sin los cuales la vida estaría apagada, como el más triste fogón de una cocina sin alma.

No me retiréis el calor del cariño, del amor, de la pasión por la vida, no me retiréis a aquellos con los que comparto día a día todas estas emociones, con quienes río y lloro, trabajo y descanso, con quienes discuto, para luego reconciliarme en un estrecho abrazo.

No me retiréis la risa, ingrediente esencial de la vida, la capacidad de reírme de mí misma y de conseguir transformar una situación tensa en divertida, y a las personas que me han ayudado a lograrlo.

No me retiréisel placer de hacer regalos, que es casi mayor que el de recibirlos, el placer de pensar en una persona querida mientras compro o preparo con amor un regalo para ella.

No me retiréis la sensibilidad ante el dolor, la capacidad para compartir los momentos difíciles de los demás, escuchando simplemente, sin necesidad de dar consejos.

No me retiréis a los niños, no me retiréis su mirada limpia llena de curiosidad, su candidez, su ilusión por todo lo que les rodea.

No me retiréis esos ratos maravillosos ante una taza de té, esos desayunos compartidos, esas charlas en familia o con amigos, compartiendo la vida, con todo lo bueno y todo lo malo.

No me retiréis la ilusión de seguir aprendiendo, admitiendo y corrigiendo mis errores y acumulando experiencia.

No me retiréis los amaneceres brumosos, las cálidas puestas de sol y las noches estrelladas, la paz del campo, el bullicio de los días de fiesta y la quietud del hogar en días tranquilos.

No me retiréis la visita de amigos lejanos, sus email,  sus mensajes, sus wasap, sus recuerdos.

Pero, sobre todo, no me retiréis mi trabajo, mis clases, mis alumnos. Mi ilusión por preparar cada día mis clases para mis alumnos, mi afán por experimentar cosas nuevas, nuevas actividades, nuevos recursos. Mi ilusión por compartir mis sensaciones y todo lo que mis clases me inspiran, por transmitir mi pasión a otros.

No me retiréis la inmensa satisfacción y la suerte de poder trasmitir la palabra de Dios a los más jóvenes y no tan jóvenes, a aprender también de ellos y el placer de recibir sus amores y sus cariños.

Imagino que estaréis cansado en la noche de Reyes tras un largo viaje, después de haber depositado las ilusiones a todos los niños del mundo, muchos de ellos hambrientos y llenos de frío. Creo que no estaría mal de haceros  un presente a cambio de los muchos que vosotros traéis cada año. Así que no os olvidéis mirar bajo el árbol...

Sin más, se despide con mucho cariño Isabel 

Comentarios

Virtudes ha dicho que…
Preciosa y conmovedora carta. ¡ Yo quiero lo mismo! Muy agradecida por compartirla. Saludos.