Vanessa tiene 14 años, vive en Huachipa y a los ocho comenzó a trabajar. Su familia es muy pobre, y su padrastro la llevó a ella y a sus tres hermanos a trabajar en una fábrica artesanal de elaboración de ladrillos. Su jornada era de 7:00 a.m. a 11:00 a.m. y se dedicaba a poner cientos de ladrillos de costado para que se sequen al sol. Se pasaba la mayor parte de estas cuatro horas agachada y sufría de fuertes dolores de espalda y de riñones. Después, cuando regresaba a su casa, ayudaba a su mamá en las labores del hogar.
En el año 2001, ingresó al programa Proniño, dejó de trabajar y fue al colegio. Su madre, la Sra. Rosa, entendió que los niños tienen derechos y que el trabajo es perjudicial para el desarrollo de su hija. Vanessa afirma que "las capacitaciones a las que hemos asistido mi mamá y yo han sido de mucha ayuda para comprender que debo estudiar y que los niños no debemos trabajar".
Vanessa asiste al colegio 1224 El Paraíso de Huachipa.
Cursa el segundo año de secundaria.
Su curso favorito es ciencia y ambiente.
De grande quiere ser profesora.
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